No obstante, ocurre en ocasiones que, aún siendo el comprador un comerciante responsable y un buen pagador, no le es posible ofrecer este tipo de garantías. En el caso de Rumanía, por ejemplo, las compañías aseguradoras no conceden pólizas que garantizen los eventuales impagos; siendo el criterio decisivo pertenecer a una zona geográfica de riesgo. Y aún, si solicitaramos otro tipo de garantías, tal como puedan ser los avales bancarios, su coste puede incrementar el precio final del producto hasta hacerlo inatractivo.
En casos como éstos, lo deseable es vender siempre al contado, eliminando con ello cualquier tipo de dudas sobre la solvencia del compador. (En una próxima entrada analizaré los usos en Rumanía para la venta al contado de mercancias). Esperar, sin embargo, a concluir únicamente negocios con dinero por adelantado puede suponer "no vender"; más aún, sí nuestro deseo es introducir una marca en el mercado o un producto sujeto a dura competencia.
En estos casos, la cuestión será entocés determinar de qué otro tipo de garantías podemos beneficiarnos, y cómo nos ayudarán éstas a finalizar con éxito la compraventa de nuestra mercancía.
En el supuesto de no contar con otras garantías que la palabra de nuestro comprador, creo aún posible concluir la compraventa basandonos en lo siguiente:
- Identificar al comprador: solicitar datos de la sociedad: tiempo desde su constitución, capital social, préstamos recibidos y fecha de reembolso; volumen de negocio, número de empleados y antigüedad de los mismos; si sus almacenes son propios o alquilados, cuántos y dónde están; si está registrado en el registro de morosidad; si paga sus impuestos , etc.
- Incluir cláusula de reserva de dominio.
- Prever la ejecutoriedad del contrato en relación al pago del precio de la mercancia.
- Incluir cláusula de daños y perjuicios.
Emilio Luque
nlq@nlq.ro
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